Jóvenes sienten que son discriminados por llevar apellidos aymaras. Hay padres que deciden cambiar el apellido para evitarles ese sufrimiento a sus hijos. Especialistas dicen que este es un tema pendiente del denominado proceso de cambio.
José (nombre convencional), es un joven estudiante de un colegio de la ciudad ubicado en la zona de San Pedro de la ciudad de La Paz. La pasada gestión perdió el año sin razón aparente, pues siempre estaba entre los alumnos destacados del curso. Su padre Jorge había notado en José cierta pérdida de interés por ir y cumplir las responsabilidades del colegio. El padre del adolescente se enteró de la pérdida del año escolar de José cuando fue a inscribirlo al colegio. El director le informó que había perdido el curso porque no asistió al colegio durante tres semanas y no cumplió sus deberes estudiantiles.
Después de conversar con José sobre las razones de su aplazo el padre decidió interponer una acción judicial para cambiar de apellido porque su hijo le contó que los compañeros de curso se burlaban de su apellido Huallpa (gallina en aymara), y que constantemente sufría de bullying por parte de sus compañeros. Y ese fue el motivo por el que no quería regresar al Colegio y menos seguir estudiando en el mismo.
La historia de José no es aislada en la ciudad de La Paz, aunque los adultos no suelen darle la importancia que el caso amerita, a pesar de las graves repercusiones que puede tener sobre los alumnos.
El Bullying (maltrato entre alumnos) es una conducta de persecución física y/ o psicológica que realiza un alumno contra otro, al que escoge como víctima de repetidos ataques.
Según la Psicóloga Graciela Rubín de Celis, de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, el bullying es una acción negativa e intencionada que sitúa a la víctima en una situación en la que difícilmente pueda salir por los propios medios. La continuidad de estas situaciones genera en la víctima efectos claramente negativos: ansiedad, descenso de la autoestima, y cuadros depresivos que dificultan su integración en el medio escolar y en el desarrollo general de su aprendizaje. Por otra parte, el problema de la discriminación escolar radica en el hecho de que los chicos son crueles porque no miden sus palabras. Por eso los casos de acoso escolar son particulares y muy difíciles de tratar, manifestó.
La solución que encontró el padre es cambiar de colegio al adolescente e iniciar un proceso judicial por la vía civil para realizar el cambio de apellido.
El abogado Teodoro Quintana que llevó adelante este caso indica que es muy frecuente este tipo de juicios pues permite a los jóvenes “gozar” de un apellido diferente y que no puedan ser motivo de discriminación en sus lugares de estudio. También el jurista indica que esta situación era más frecuente en el pasado, pero en la actualidad aunque vivamos en un nuevo Estado plurinacional este fenómeno se sigue dando.
Es cierto que la discriminación por el apellido en los jóvenes responde a otro tipo de situación colonial. Según Pedro Portugal, historiador y Director del Periódico Pukara, “la gente cambia de apellido porque ve en él un obstáculo para su realización individual, es un elemento que va a favor de una discriminación o humillaciones concretas que pueda sentir”
Portugal, que es especialista en descolonización, es más crítico cuando afirma que esta debería de ser una de las tareas de este proceso de cambio, es decir, dar soluciones “a este problema de la discriminación, de la segregación, del marginamiento, pero no ha habido una verdadera solución social porque no se ha ido al verdadero origen de este problema, de las relaciones coloniales, ni siquiera han sido atisbadas por este proceso, por eso todavía se manifiestan como malestar social que vivimos”
Ciertamente esta situación alude a un problema político que no tiene solución todavía, pues tal como indica la socióloga Silvia Rivera, “en los propios sectores populares, que han sufrido discriminación de niños, procuran que sus hijos ya no usen sus apellidos aymaras y buscan encaminarlos hacia una modernidad entre comillas”
Otro intelectual aymara, el actual gobernador de la ciudad de La Paz, Felix Patzi, quien habla de la Maismanización del apellido de personas de origen aymara que castellanizan el mismo. Patzi hace referencia a la película La Nación Clandestina” donde un campesino se cambia de apellido de Mamani a Maesman; en este proceso se puede ver el transitar de apellidos como Quispe por Quisberth, Perkas por Paredes, Mamanis por Aguilar o Alcón, Condoris por Condorcet.
Para Portugal esta discriminación no es solo por el apellido, sino por la relación de ese apellido con un conglomerado social y cultural.
Esta situación de discriminación viene de muchos años y no solo se da en los colegios también se refleja en las universidades y sobre todo en los centros de estudios militares y policiales, donde aún se mantiene esta relación colonial, pero que no se ha terminado de solucionar.
El problema es más profundo, pues a decir de Portugal esta es solamente una muestra de las relaciones coloniales que se viven en el país y tal como dice don Jorge, el padre de José, su hijo ni estando en otro colegio, ni con apellido podrá librarse de la discriminación y esto ya no es porque es “el hijo de un campesino llegado del campo y que se hizo platita en la ciudad sino porque la ciudad no me quiere aceptar como soy”.
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