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miércoles, 27 de abril de 2016

Las puertas de inclusión laboral para Personas con Discapacidad son difíciles de abrir, por Mario Bellido Palma

La inamovilidad funcionaria es un obstáculo para que el sector público y privado acate disposiciones de la ley 223, que establece la inclusión laboral de personas con discapacidad con carácter obligatorio en un 4 por ciento, equivalentes al número total de empleados que disponga el empleador.

“Es difícil que el sector  empresarial y el público  abra sus puertas a personas con discapacidad”, comenta  Javier Mendoza, director general de la Escuela de Integración, Formación Deportiva, Expresión Artística y Desarrollo Laboral  (EIFOFEC), aclarando que “el año pasado se visitaron 86 empresas y sólo se pudo incorporar a 13 jóvenes con discapacidad”.  No es tarea fácil porque la gente no tiene consciencia que las personas con discapacidad  necesitan desenvolverse como cualquier individuo normal y construir su propio proyecto de vida, apunto.

El argumento que se esgrime para limitar el acceso a una fuente laboral por parte del empresariado o el sector público a personas con discapacidad es que no van a poder, y sobre todo,  como la ley dispone que una persona con discapacidad tiene inamovilidad funcionaria la apertura es mucho más difícil, aunque de por medio esté la responsabilidad social empresarial, sostiene Mendoza.

Son contadas las empresas e instituciones que atienden la normativa legal que obliga al sector productivo o de servicios incluir en su planilla a personas con discapacidad, la mayoría tratan de rehuir esa responsabilidad como empleadores.

Según Mendoza el sector  público,  contrariamente a lo que se pudiera pensar, se presenta como el más reacio a incorporar a personas con discapacidad.

EMPRESA SOCIAL

Frente a este panorama EIFODEC está estudiando la posibilidad de constituir una empresa social de limpieza para que sean sus propios estudiantes quienes sean protagonistas del emprendimiento. 

Mendoza pensó en una empresa de limpieza,  porque es una labor que las personas con discapacidad mayormente pueden realizar, se trata de una actividad mecánica que no requiere mayor esfuerzo intelectual. El proyecto se está madurando porque hay que entender que constituir una empresa demanda recursos económicos  y el cumplimiento de una serie de exigencias de tipo legal y administrativo.

HABILIDAD OCUPACIONAL

Laura Amador, entrenadora laboral, psicóloga de profesión que trabaja con niños, niñas con discapacidad, señala que muy a pesar de que los jóvenes de EIFODEC, son convenientemente capacitados con habilidades ocupacionales, no pueden acceder a una fuente laboral, sobre todo  en el sector público, porque hay mucha gente “cerrada de mente”, y si se los acepta a mucho insistir para que se sometan a un período de prueba no tardan en retirarlos argumentando que la persona con discapacidad no se adapta al espacio laboral, que su trabajo es deficiente, o que no hay posibilidades de incorporación en planilla porque se está reduciendo personal por motivos administrativos, cuando en el fondo el mayor obstáculo de inclusión se constituye en la inamovilidad funcionaria, prevista también en la ley 223.

Con todo este año EIFODEC esperan encontrar trabajo para siete jóvenes que están siendo debidamente capacitados por las entrenadoras laborales de la escuela, tarea que demanda entre ocho meses a un año promedio.  Los jóvenes con discapacidad en edad productiva que aguardan una oportunidad para trabajar, acompañan a su buena predisposición sus perfiles ocupacionales debidamente certificados.  

PROCESO DE INCLUSIÓN

Pese a las enormes barreras de inclusión laboral en Cochabamba hay  personas con discapacidad que han podido hacer frente con entereza y  consolidar un espacio laboral. Es el caso de Víctor Espinoza  quien hace 25 años empezó como vigilante en la cooperativa de teléfonos COMTECO y, con el correr de los años, mostrando actitud y voluntad de trabajo a pasado por varias secciones técnicas y administrativas  hasta constituirse hoy por hoy en técnico coordinado comercial de la cooperativa telefónica. 

No fue fácil advierte “había un poco de temor porque me veían como si fuera raro,  habían otros que eran cerrados en su trato conmigo, me costó  un poco adecuarme a la situación, pero lo logré pese a las dificultades que se presentaron en mi camino”, cuenta Espinoza. 

David, casado con tres hijas, es del criterio que todas las empresas deberían ofrecer cursos de capacitación permanente a las personas con discapacidad en aquellas áreas donde según sus posibilidades física motrices o mentales puedan desenvolverse, porque la persona con discapacidad sólo necesita que le ofrezcan una oportunidad.

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