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martes, 17 de mayo de 2016

Ximena y su hijo discapacitado son víctimas de la retardación en la búsqueda de una pensión, por Yanira Paniagua

Ella es madre de un joven de 25 años que padece discapacidad degenerativa. El padre se niega a pagar pensiones. Y, pese a que hay tres órdenes de aprehensión en su contra, hasta ahora Ximena no siente que se haya hecho justicia porque no recibe las pensiones.


Ximena Foronda, de 45 años, se encuentra en un proceso legal de manutención familiar y, hace cuatro años, sufre retardación de justicia. Su ex pareja se niega pagar pensiones para su único hijo, que sufre discapacidad degenerativa.

Con una actitud firme, Ximena relata que el proceso judicial que vive es  desgastante emocionalmente y económicamente. Ella es la tutora de su hijo de 25 años, que sufre un grado de autismo dependiente con epilepsia. 

“Yo gasto entre 1.500 a 1.800 bolivianos al mes en medicamentos para mi hijo, es por eso que solicité ayuda a su padre”, cuenta.

El artículo 116 del Código de Familias y del Proceso Familiar señala que la asistencia familiar se determina en proporción a las necesidades de la persona beneficiaria y a los recursos económicos y posibilidades de quien deba prestarla, y será ajustable según la variación de estas condiciones. La autoridad judicial fijará la asistencia familiar en un monto fijo, porcentual o en modo alternativo.

El progenitor  se niega  pagar pensiones porque no acepta la discapacidad de su hijo y culpa a la madre de esa situación. 

La ex pareja pudo rehacer su vida  y tuvo otra  hija en perfectas condiciones de salud, argumento que utiliza para culpar a Ximena por un supuesto problema genético que, según él, heredó el hijo de ambos.

Por otro lado Ximena, pudo percibir cierto favoritismo hacia el demandado por parte del juez debido a que un familiar de la ex pareja era amigo del juez que está a cargo del caso.

“Llegó una temporada donde salían los informes y la contraparte apelaba por tanto volvía a entrar a despacho del juez hasta el punto que no sabía en qué situación estaba mi caso. Un día no aparecía mi expediente así que me hice de coraje tuve que enojarme, filmar los hechos y  enfrentarme al juez, debido a esto él tuvo más cuidado con mi caso porque fue notificado con una llamada de atención. De alguna forma  esta situación te hace sacar fuerzas que tú no sabías que tenías”, cuenta.

En algún momento la demandante menciona que tuvo que guardar sus valores éticos y morales pagando coimas y de esta forma poder agilizar su caso. 

“Te obligan a ser corruptos, uno aprende a desenvolverse en ese espacio, si bien se cree en la justicia y en lo correcto, también aprendes a ser incorrecto. Aprendes a no aplicar tus valores. Por ejemplo un día me dijeron que pueden agilizar mi trámite si daba 100 bolivianos e iba a estar listo al día siguiente y por mi desesperación le ofrecí el doble del monto si lo hacía para el mismo día”, cuenta.

El único avance en todo este tiempo fue el divorcio. También salió el monto de las pensiones, pero este derecho solo fue pagado una vez, puesto que luego, la ex pareja preparó una contrademanda para librarse de las pensiones.

Hasta el momento, el ex esposo tiene tres órdenes de apremio, pero por las apelaciones que plantea no existe ningún avance. De acuerdo con el nuevo Código de las Familias, cuando la o el obligado haya incumplido el pago de la asistencia familiar, a petición de parte, la autoridad judicial ordenará el apremio corporal hasta seis meses, y en su caso el allanamiento del domicilio de la parte obligada.

Ximena cuenta que durante el matrimonio también fue víctima de violencia, sin embargo debido a todo el tema de retardación descarta la posibilidad de presentar denuncias contra su ex pareja.

lunes, 16 de mayo de 2016

Para Virginia Cordero la silla de ruedas no es un límite y eso lo aprendió en Canadá, por José Antonio Condori

Por un caso de negligencia médica pasó su niñez entre hospitales y médicos. Luego, la vida quiso que viajara a Canadá, donde recibió educación, motivación y condiciones para desenvolverse plenamente. Ahora es un ejemplo a seguir.

La prueba más contundente de que es posible seguir adelante es Virginia del Carmen Cordero Blanco, que enfrenta la vida en silla de ruedas. Es una mujer fuerte que lucha por seguir sus sueños y, en ese andar, todos los días vence los obstáculos arquitectónicos de la ciudad de La Paz.

Vive y lucha para que la sociedad dé oportunidades a las personas con discapacidad, reconociendo sus fortalezas. 


Su silla de rueda a motor tiene un detalle llamativo, en una esquina un artículo peculiar en forma de “mariposa” le brinda luz por las noches para que los choferes puedan verla y no atropellarla como en alguna ocasión ocurrió.

La forma de mariposa –de esta su herramienta– para ella es significativa, porque considera que las personas con discapacidad son como gusanitos que se arrastran, pero que en cualquier momento se convierten en mariposas cuando encuentran sus potencialidades internas.

Su “hija”

Tiene más de 50 años y vive acompañada de su hija Leydi. Así se llama la perrita que la acompaña desde la navidad del 2013, cuando la encontró frente a la Terminal de Buses de Cochabamba amarrada de sus patitas. Desde ese momento se convirtió en su única familia. Actualmente vende tarjetas para celulares por mayor y menor para vivir y pagar sus gastos.

Es la quinta hija de su familia, tiene vagos recuerdos de su niñez. Su madre le contó que un resfrío y la negligencia de los médicos de la Caja Nacional de Salud, hicieron que sus piernas queden paralizadas, dejando sus alegrías de niña por un lado y sufriendo operaciones, inyecciones y demás tratamientos que se hacen en un hospital. 

Niñez de hospital

Sufrió 17 operaciones hasta antes de cumplir los 15 años, fue enyesada en diferentes posiciones, incluso torciendo sus extremidades para que cuando crezca se demuestre que tenía secuela de poliomielitis, una enfermedad deformante. Trabajó mucho psicológicamente para olvidar y lidiar con los sentimientos de culpa de su madre.

Toda  su educación primaria la pasó entre en la cama de un hospital y médicos, no faltaron buenas personas, inquilinos de sus padres, que la apoyaron con estudios al salir del hospital, el joven Ernesto y la señorita Norma como les recuerda Virginia, profesores que llevaban libros y le tomaban evaluaciones.

Al salir por completo del hospital, ella se sentía extraña dentro de su propia familia. En ese momento su hermana decide llevarla a Canadá, donde salió bachiller, se tituló en Psicología de pares (personas con discapacidad que puedan ser psicólogas de otras personas con discapacidad) y Artes Plásticas, al llegar nuevamente a Bolivia estudió Publicidad, Comunicación Social y actualmente estudia Teología; además no descarta estudiar Derecho.

Su viaje a Canadá cambió su vida, conoció la Filosofía de Vida Independiente donde las personas con discapacidad tienen inclusión social, el Estado por norma hace que las mutuales que venden edificios y departamentos estén obligadas a construir un edificio con todas las accesibilidades para que las personas con discapacidad o para que personas de la tercera edad puedan acceder a ese servicio y puedan vivir dignamente.

Canadá le demostró que ella podía ser una persona con todas las facultades para realizar sus objetivos. Aprendió a jugar básquet, tenis, practicó fisiculturismo, batió un record, porque Virginia pesando 27 kilos levantó 78 kilos en los Juegos Sudamericanos en Perú. 

Incluso, practicó paracaidismo. Para ella practicar el baile deportivo es algo importante porque hace que su cuerpo se mantenga firme. Hace poco cumplió un sueño de su niñez, al ritmo de la kullawada movió su silla de ruedas participando con la Familia Galán en el Carnaval de Oruro.

Desborda alegría

Ella es una persona muy alegre, considera que un día es una oportunidad de vida que Dios le dio, le encanta escuchar música y de vez en cuando se va al Karaoke a cantar, también le gusta jugar básquet, pero lo que más le encanta es bailar y pintar, aunque por ahora no tenga mucho tiempo.

Virginia tiene el anhelo de que todas las personas con discapacidad tengan las mismas oportunidades que se tienen en Europa: una vida digna, que puedan ser profesionales, puedan acceder a un trabajo y tengan las infraestructuras urbanas adecuadas además de un cambio de conducta en la sociedad, donde entiendan que una discapacidad jamás se recupera, no son enfermos, son personas con discapacidad y deben aprender a vivir con ello toda su vida.

AUTOESTIMA

Virginia considera que pedir un bono al Gobierno, como lo están haciendo los discapacitados movilizados, no es lo adecuado porque rebaja la autoestima y dignidad de los seres humanos, lo que se debería pedir es una renta digna y un trabajo adecuado para que las personas con discapacidad puedan valerse por sí mismas y no depender y ser sobreprotegidos por sus padres o familia, como la mayoría. 

Para Virginia todos estamos en la casa del jabonero, “el que no cae resbala”, así como cualquier persona puede caer preso por cualquier circunstancia siendo culpable o no, así como no existe la justicia, de esa misma manera cualquiera de nosotros por accidente, asalto o por error médico, violencia intrafamiliar o doméstica puede quedar con una discapacidad permanente.

“Cualquier persona puede estar en una silla de ruedas… cualquiera puede ser discapacitado, perder la vista, el oído, en fin… por eso antes de juzgar debemos pensar eso. Los medios de comunicación no ayudan mucho, pueden hacer más tratando y explicando lo que realmente somos las personas con discapacidad”, comentó.

miércoles, 27 de abril de 2016

Las puertas de inclusión laboral para Personas con Discapacidad son difíciles de abrir, por Mario Bellido Palma

La inamovilidad funcionaria es un obstáculo para que el sector público y privado acate disposiciones de la ley 223, que establece la inclusión laboral de personas con discapacidad con carácter obligatorio en un 4 por ciento, equivalentes al número total de empleados que disponga el empleador.

“Es difícil que el sector  empresarial y el público  abra sus puertas a personas con discapacidad”, comenta  Javier Mendoza, director general de la Escuela de Integración, Formación Deportiva, Expresión Artística y Desarrollo Laboral  (EIFOFEC), aclarando que “el año pasado se visitaron 86 empresas y sólo se pudo incorporar a 13 jóvenes con discapacidad”.  No es tarea fácil porque la gente no tiene consciencia que las personas con discapacidad  necesitan desenvolverse como cualquier individuo normal y construir su propio proyecto de vida, apunto.

El argumento que se esgrime para limitar el acceso a una fuente laboral por parte del empresariado o el sector público a personas con discapacidad es que no van a poder, y sobre todo,  como la ley dispone que una persona con discapacidad tiene inamovilidad funcionaria la apertura es mucho más difícil, aunque de por medio esté la responsabilidad social empresarial, sostiene Mendoza.

Son contadas las empresas e instituciones que atienden la normativa legal que obliga al sector productivo o de servicios incluir en su planilla a personas con discapacidad, la mayoría tratan de rehuir esa responsabilidad como empleadores.

Según Mendoza el sector  público,  contrariamente a lo que se pudiera pensar, se presenta como el más reacio a incorporar a personas con discapacidad.

EMPRESA SOCIAL

Frente a este panorama EIFODEC está estudiando la posibilidad de constituir una empresa social de limpieza para que sean sus propios estudiantes quienes sean protagonistas del emprendimiento. 

Mendoza pensó en una empresa de limpieza,  porque es una labor que las personas con discapacidad mayormente pueden realizar, se trata de una actividad mecánica que no requiere mayor esfuerzo intelectual. El proyecto se está madurando porque hay que entender que constituir una empresa demanda recursos económicos  y el cumplimiento de una serie de exigencias de tipo legal y administrativo.

HABILIDAD OCUPACIONAL

Laura Amador, entrenadora laboral, psicóloga de profesión que trabaja con niños, niñas con discapacidad, señala que muy a pesar de que los jóvenes de EIFODEC, son convenientemente capacitados con habilidades ocupacionales, no pueden acceder a una fuente laboral, sobre todo  en el sector público, porque hay mucha gente “cerrada de mente”, y si se los acepta a mucho insistir para que se sometan a un período de prueba no tardan en retirarlos argumentando que la persona con discapacidad no se adapta al espacio laboral, que su trabajo es deficiente, o que no hay posibilidades de incorporación en planilla porque se está reduciendo personal por motivos administrativos, cuando en el fondo el mayor obstáculo de inclusión se constituye en la inamovilidad funcionaria, prevista también en la ley 223.

Con todo este año EIFODEC esperan encontrar trabajo para siete jóvenes que están siendo debidamente capacitados por las entrenadoras laborales de la escuela, tarea que demanda entre ocho meses a un año promedio.  Los jóvenes con discapacidad en edad productiva que aguardan una oportunidad para trabajar, acompañan a su buena predisposición sus perfiles ocupacionales debidamente certificados.  

PROCESO DE INCLUSIÓN

Pese a las enormes barreras de inclusión laboral en Cochabamba hay  personas con discapacidad que han podido hacer frente con entereza y  consolidar un espacio laboral. Es el caso de Víctor Espinoza  quien hace 25 años empezó como vigilante en la cooperativa de teléfonos COMTECO y, con el correr de los años, mostrando actitud y voluntad de trabajo a pasado por varias secciones técnicas y administrativas  hasta constituirse hoy por hoy en técnico coordinado comercial de la cooperativa telefónica. 

No fue fácil advierte “había un poco de temor porque me veían como si fuera raro,  habían otros que eran cerrados en su trato conmigo, me costó  un poco adecuarme a la situación, pero lo logré pese a las dificultades que se presentaron en mi camino”, cuenta Espinoza. 

David, casado con tres hijas, es del criterio que todas las empresas deberían ofrecer cursos de capacitación permanente a las personas con discapacidad en aquellas áreas donde según sus posibilidades física motrices o mentales puedan desenvolverse, porque la persona con discapacidad sólo necesita que le ofrezcan una oportunidad.

Las Personas con Discapacidad y su lucha por la vida, por Shirley Ledo


Desde hace más de 50 días, la plaza principal 14 de Septiembre de Cochabamba se ha convertido en un campamento de carpas acomodadas a lo largo del paseo peatonal  por las personas con discapacidad.

El presidente de la Confederación de Personas con Discapacidad, David Cayo, dijo que esta lucha es de “vida y de dignidad” y por eso el movimiento se fue masificado con la llegada de delegaciones de todo el país, que arribaron en buses y se instalaron en el espacio físico que ocupa la vigilia en la plaza. 

En Bolivia actualmente existen 53.147 personas registradas con alguna discapacidad y 42.579 carnetizadas, de las cuales el año 2014, alrededor de 19.805 se beneficiaron con la Renta Solidaria en todo el Estado Plurinacional, según la Unidad de Discapacidad del Ministerio de Salud.

Desde el 2006, Bolivia asiste a las personas con alguna discapacidad, que es una deficiencia o limitación en una actividad o algún tipo de restricción en la participación. Primeramente con el registro único, porque a través de esto se ha llegado a la calificación y carnetización; y así el Estado ha establecido beneficios con la cooperación de doce ministerios más otras entidades estatales.

Haciendo énfasis en los datos antes mencionados, el principal dirigente  David Cayo, aclaró que las personas que acceden a este beneficio son una minoría, un logro que los carnetizados obtuvieron en su momento. “Nosotros que estamos en esta lucha no recibimos este beneficio”, comento.

La discriminación por causa de discapacidad impide a las personas que la padecen a acceder, por ejemplo, a una educación en condiciones de igualdad; genera la marginación durante el crecimiento, impide el acceso a un trabajo digno e incluso dificulta la conformación de una familia, sostuvo. 

Los hábitos culturales generan que la actitud social hacia las personas con discapacidad esté, en el mejor de los casos, relacionada con la solidaridad más que con el respeto.

Es una realidad que las  personas con discapacidad sufran día a día barreras, discriminación y exclusión en diferentes ámbitos del desarrollo humano, si bien la Constitución Política del Estado resguarda estos derechos, estos no se cumplen y son vulneradas en todos sus aspectos. “No tenemos acceso a medicamentos, que la mayoría de las veces son los que nos ayudan a seguir viviendo, tampoco tenemos trabajo, en este sentido no se respeta el Decreto Supremo que nos otorga derecho a un trabajo digno. Si queremos salir adelante tiene que ser con nuestro propio esfuerzo y mucho sufrimiento” enfatiza David Cayo.

El lunes 21 de marzo las personas con distintos tipos de discapacidad y provenientes de más de seis departamentos del país iniciaron una caravana desde la ciudad de Cochabamba hasta La Paz exigiendo una renta mensual de Bs 500. 

La Ministra de Justicia, Virginia Velasco, estuvo en la Gobernación de Cochabamba  buscando diálogo con ese sector y para que las personas con discapacidad desistan de iniciar la marcha hacia la sede de Gobierno, pero sin éxito.

Sin embargo, según la representante de las personas con discapacidad de Cochabamba, Rosemary Huarita, la autoridad no se presentó con una propuesta aceptable y llegó a destiempo, pues luego de más de 58 días de vigilia no hubo interés. Asimismo, David Cayó, cabeza de la Confederación Nacional de Personas con Discapacidad, aseguró que no hubo una invitación formal a diálogo por parte de la Ministra Velasco.

La Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia (CPE) establece derechos específicos para las personas con discapacidad, así como la sanción a toda forma de discriminación por algún tipo de discapacidad que anule o menoscabe el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de sus derechos.

Tres artículos de la Constitución hacen referencia de manera exclusiva a las personas con discapacidad.

El artículo 70 establece que las personas con discapacidad gozan de los siguientes derechos:

A ser protegido por su familia y por el Estado. A una educación y salud integral gratuita. A la comunicación en lenguaje alternativo. A trabajar en condiciones adecuadas, de acuerdo a sus posibilidades y capacidades, con una remuneración justa que le asegure una vida digna. Al desarrollo de sus potencialidades individuales.

El artículo 71 indica que:
Se prohíbe y sanciona cualquier tipo de discriminación, maltrato, violencia y explotación a toda persona con discapacidad. El Estado adoptará medidas de acción positiva para promover la efectiva integración de las personas con discapacidad en el ámbito productivo, económico, político, social y cultural, sin discriminación alguna. 

El artículo 72 señala que:
El Estado garantizará a las personas con discapacidad los servicios integrales de prevención y rehabilitación.