El ciberacoso (ciberbullying) sucede cuando una persona atormenta o humilla a otra mediante internet, teléfonos móviles, tablets u otras tecnologías de información.
De acuerdo a estudios realizados por la organización Voces Vitales y Visión Mundial, seis de cada 10 niñas, niños y adolescentes son víctimas de ciberbullying en La Paz, El Alto y otras ciudades capitales del país.
“En facebook utilizaron mi fotografía para ponerme en competencia con mi compañera, cada uno de los contactos debería votar cual de las dos es más linda. Cuando leí los comentarios me sentí frustrada porque no eran muy bonitos, me insultaban por mi apariencia y denigraban mi condición de mujer. Me molesté demasiado porque yo no había dado la autorización para que pongan mi foto en ese concurso, al final nunca supe quien creó la imagen”, cuenta Nicole Araujo, estudiante del colegio Puerto de Mejillones
El ciberbullying puede comenzar de distintas maneras, por ejemplo, con la publicación de una fotografía de la víctima en su entorno o también puede que se compartan fotomontajes, algo que perjudique o avergüence a la víctima.
Esto sucede porque cuando se sube fotos a las redes llegan a cientos de miles de personas, no solo a los que el usuario ha elegido como amigos porque ellos pueden compartir, retuitear o recomendar la fotografía. Nunca se podrá saber quién ve las fotos, cuáles son sus intenciones cuando las ve, ni las consecuencias.
“El anonimato produce terror, del mismo modo que asusta la soledad”. En las redes sociales se vuelcan las emociones, hay personas que pueden creerse populares porque tienen listas de amigos extensas y muchos “likes”, con lo que pueden subir su autoestima o sentirse humillados por malos comentarios externos que generan baja autoestima, explica la psicóloga Ana Maria Ortega.
La relación entre el exceso de uso de Internet, y el incremento de depresión por problemas de baja autoestima se estrecha cada vez más. En la etapa de la adolescencia los abusos generados en las redes sociales provocan trastornos conductuales y psicológicos en los estudiantes.
Roly Tuco comenta que una vez en clases de computación dejó su cuenta de facebook abierta y uno de sus compañeros usurpó su perfil para publicar fotos de pornografía y frases homosexuales. Esto causó el bullying en todas las clases incluso los profesores desconfiaron de que él no lo hizo, por tanto tuvo que abandonar el establecimiento educativo.
Usurpar claves de correos electrónicos, publicar en nombre de la persona declaraciones ofensivas, hacer circular rumores que afecten el comportamiento de la víctima y que las demás personas reprochen su forma de actuar son las características del ciberbullying.
“Usurpar cuentas o crear cuentas falsas puede volverse peligroso para la persona que ejerce acoso porque se encuentra en anonimato y esto ocasiona que se puedan presentar roles imaginarios y reacciones diferentes en su vida. Por otro lado la víctima puede pensar que lo siguen todo el tiempo, incluso puede llegar a equivocarse y culpar a otro niño por lo que le pasa, se crea bastante susceptibilidad con el entorno que le rodea porque empiezan a desconfiar de cualquiera de sus amigos, incluso pueden llegar a perder la confianza que tenían hacia algunas personas”, afirma Ortega.
El Decreto Supremo 1302 de Erradicación de la Violencia en las Escuelas tiene el objetivo de luchar en contra del abuso, maltrato, acoso sexual, así como penalizar el bullying y ciberbullying que sufren los estudiantes en sus centros de formación.
Por otro lado, un proyecto de ley edil en coordinación con la organización de Voces Vitales promueve campañas de prevención y lucha contra la violencia escolar, en las que da a conocer que cualquier estudiante que a través de redes sociales publique hechos de violencia, amenazas y ofensas a través de correos electrónicos, blogs, webs, portales o sitios de difusión de videos, contra sus compañeros está generando acoso escolar. Estas campañas exponen alternativas de solución alejando así la posibilidad de una expulsión definitiva del colegio al que asiste.
Si bien se pueden generar políticas públicas para impulsar un uso correcto de las nuevas tecnologías, existe la necesidad de que la propia población y los centros educativos construyan una actitud responsable de uso y acceso a la información que circula en las redes sociales.
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