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martes, 17 de mayo de 2016

Xavier Albó, el jesuita que le dio discurso al proceso de cambio y que ahora le hace un desplante, por Olga Zeballos

Llegó a Bolivia en el año de la revolución nacional. De inmediato empezó a trabajar con los campesinos, luego con los indígenas. Su vasta producción intelectual sustenta una parte del discurso del Movimiento al Socialismo. Albó, a lo largo de los últimos años, se convirtió en un crítico del Gobierno. Pese a eso, fue condecorado con el Cóndor de los Andes, donde sacó a relucir con más fuerza sus críticas.


Para entender la influencia de Xavier Albó en la política boliviana debemos remontarnos al tiempo de su llegada al país en 1952, el año de la revolución nacional. Tal parece que la vida del sacerdote jesuita está ligada íntimamente al acontecer político de estos últimos 50 años, marcados por el golpe de Banzer, la huelga de hambre para recuperar la democracia en el gobierno de Banzer, la cercanía para la creación de la confederación de trabajadores campesinos de Bolivia, y su ligazón con el katarismo y, por último, su ligazón con el actual proceso de cambio, que en un inicio llevó las posturas de Albó en cuanto a la plurinacionalidad y las autonomías indígenas, su aparente ruptura con el gobierno y por último el reconocimiento que recibió con el Cóndor de los Andes, presea impuesta por el mismo Evo Morales.

Esta línea de desarrollo político también hay que añadir la línea de su producción intelectual desde un inicio totalmente campesinista al igual que las corrientes de izquierda que veían al campesino como parte de una lucha de clases, hasta llegar a un final totalmente pachamamista como dirían los detractores de este sacerdote jesuita.

Su llegada al país

Xavier Albó Corrons nació el 4 de noviembre de 1934 en La Garriga (Catalunya, España), más que español él se dice “catalán, para ser más preciso”.  En 1951 se hizo miembro de la Compañía de Jesús. Emigró a Bolivia en 1952, en agosto de ese año, cuatro meses después de la revolución del 9 de abril.

Bolivia vivía en ese entonces una efervescencia revolucionaria muy fuerte, el MNR había tomado el poder con una sublevación popular después de que el gobierno de Mamerto Urriolagoitia desconociera la elección en la que había ganado Paz Estensoro. Bolivia vivía en ese momento una realidad diferente, se veía mucha presencia indígena en las calles y sobre todo en la plaza Murillo, no olvidemos que antes de la revolución y dada la situación de opresión que vivía el campesino e indígena no podía ingresar a las principales plazas de las ciudades más importantes, no hay que olvidar que había letreros que decían “prohibida la entrada a indios y perros”. 

Ese era el ambiente cuando llegó Albó a Bolivia y él cuenta: “Me invitaron a escoger donde ir a hacer misión y dije yo me apunto para ir a Bolivia. Yo pensaba más en la India, jamás pensé quedarme en España y menos en Catalunia, pensé en la India, pero Luis Espinal fue destinado a la India pero a la final termino en Bolivia, porque en la India no toleraban tener misioneros” .

 En la década del 50 y 60, Albó es un veedor crítico de la realidad además que aprovecha esos años para profesionalizarse.  Como se puede ver el hombre se armó de herramientas que décadas después darán mucho de qué hablar, pues su cercanía en el trabajo pastoral con las poblaciones campesinas de La Paz, Jesús de Machaca, la Comunidad de Corpa, concretamente en la Provincia Ingavi, le acercó a una realidad diferente que le hizo comprender el fracaso de la revolución nacional, pues si bien es cierto que “el indio se volvió campesino y era dueño de su tierra éste había sido abandonado a su suerte”.

Xavier Albó y otros dos jesuitas, Luis Alegre y Francisco Javier Santiago, fundaron en octubre de 1971 el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA), tres meses después del golpe de Hugo Banzer Suarez, lo que demuestra una vez más que todo lo relacionado a Albó está íntimamente ligado a los hitos importantes de nuestra historia.

Xavier Albó fue el primer Director de CIPCA. Con relación a esta situación Albó es claro cuando indica “que la institución optó por los campesinos y no por los mineros, porque eran una mayoría demográfica, además los mineros ya tenían conciencia de clase” El CIPCA quería “buscar los caminos más eficaces para que los campesinos de Bolivia encuentren cauces propios para su desarrollo estructural y su integración en el país”.

Ya para finales del gobierno de Banzer Albo, junto al cura jesuita Luis Espinal Camps hacen parte de la huelga de hambre liderada por Domitila Chungara y las amas de casa mineras  Aurora de Lora, Nelly de Paniagua, Angélica de Flores y Luzmila de Pimentel, medida que representó el fin de la dictadura militar del general Banzer en la navidad de 1977.

Toda la década del 80 encontramos las obras escritas por Albo: Achacachi, medio siglo de luchas campesinas; El futuro de los idiomas oprimidos; desafíos de la solidaridad aymara y muchas más donde ve a los campesinos como actores importantes del desarrollo del país. 

A mediados de los 80 ya se ve en la obra de Albó una mayor aproximación hacia los sectores indígenas y no solo campesinos. En su producción intelectual aparecen los aymaras, indígenas y es así que se producen trabajos como “Chukiyamu: La cara aymara de La Paz”,  “Bolivia Plurilingüe: guía para planificadores y educadores”;  “pueblos indios en la política”; todos correspondientes a algunos cuadernos de investigación elaborados por Albó en CIPCA.

Encontramos en Albo un compromiso progresista con los anhelos de los sectores empobrecidos y marginados, solo así podemos entender su participación en la huelga de hambre que derrocó a Banzer y Albó es bien claro cuando habla de Espinal: “vivíamos en la misma casa, en el mismo cuarto, en realidad para mi Luis Espinal es un modelo de cristiano comprometido”. Ese compromiso ha hecho de Albó alguien que estuvo comprometido en todo lo que hace al devenir político de los campesinos en un principio y a los indígenas en una etapa posterior.

En el primer gobierno del MAS, en la etapa donde Evo Morales tuvo una propuesta política hasta progresista trató de buscar un proceso descolonizador en el país, para ello se aprobó una nueva Constitución, se aprobó la obligatoriedad que para ser autoridad política se debía hablar por lo menos un idioma nativo, se formalizó como símbolo nacional a la Wiphala, se instauraron las posiciones indígenas en Tiwanacu, aunque para ello tuvieron que “recrear” lo que los ideólogos del MAS entendían por “posesión indígena”. Fue una década bastante interesante en lo que se refiere a los derechos de los pueblos indígenas a los que Albo dice apoyar, pero ese primer ímpetu gubernamental indígena se fue diluyendo año tras año y en la actualidad toda esa vertiente indígena en el gobierno del MAS quedó en la historia. 

Esta situación también hizo que Albó se vaya alejando del MAS y empiece a adoptar posturas más críticas y cada vez más duras frente al actual gobierno. Pero para sorpresa de todos, el 5 de abril de este año, Xavier Albo y Mauricio Bacardit son condecorados con el Cóndor de los Andes.

Albó, en su intervención para la recepción de la medalla, lo primero que planteó fue incluir entre los principios del "ama suwa, ama llulla, ama quilla" el no ser adulón y no callar. 


Pedro Portugal: El discurso de la condecoración fue un desplante

Pedro Portugal, director del periódico indianista Pukara, habla del rol de este sacerdote en el desarrollo de las organizaciones sociales indígenas:

¿Qué opina de la labor que viene desarrollando Xavier Albó, en las ciencias sociales? 

A nivel de las ciencias sociales, es un aporte muy interesante, es una persona con mucho dinamismo con mucha inteligencia en el conocimiento, en el relacionamiento social y se han mostrado con ello aportes muy interesantes en las ciencias sociales en Bolivia, además ha tenido una influencia política en los acontecimientos.

¿Cuál la influencia de Albó en la corriente política de los indianistas y kataristas?

Ha sido lo mismo con los movimientos campesinos e indianistas, solo que ha sido percibido y recibido de la misma manera, o de manera diferente.  Albó al ser un cientista social es un activista, un activista con aspectos muy especiales, es decir que le interesa dirigir los acontecimientos hacia las ópticas de lo que él estudia y determina, en los años 70 hubo el movimiento indígena, se tuvo una sensibilidad katarista que buscaba la articulación con gente como Albo, con la izquierda, con la iglesia, etc, otra que era muy reacia que veía una forma de ver el colonialismo de mantener el paternalismo e impedir el surgimiento de ideas propias. Albó por su carácter y su manera de ser, tuvo mayor aceptación y de sintió más a sus anchas en el sindicato campesino, de entonces y tuvo bastantes problemas por lo mismo en los dirigentes de los movimientos indianistas.

¿Qué opina de la reacción de Albó en su acto de condecoración? 

Albó y otros diseñaron los planes de gobierno en la primera gestión del gobierno las ONGs, tuvieron una injerencia muy activa, ahora la condecoración a Albó me parece un hecho político, porque Albó ha estado muy comprometido con dar línea sobre el aspecto indígena en Bolivia, línea que la asumió el gobierno, pero que lentamente y progresivamente la ha ido abandonando, eso habría que analizar por qué. 

Y la reacción de Albo tiene mucha audiencia entre la intelectualidad boliviana, es una opinión que pesa arto sobre todo en estos momentos en los que se empieza a fortificar una perspectiva negativa de intelectualidad hacia el actual gobierno, a mi modo de ver el gobierno le condecoró como una cuestión política de querer acallar sus críticas, que también condecoraron a otro cura que también juega un rol con la ONG en Santa Cruz. Solo que el gobierno no lo tomó en cuenta el carácter de Albó, ya la ruptura entre Albó y el gobierno ha sido tan fuerte y radical que les hizo un desplante, desplante que bueno fue recibido con ovaciones por parte de la oposición.

¿Xavier Albó y Jurgen Rister se dividieron el control de las organizaciones campesinas en el occidente y oriente, eso dice mucho de la autonomía de nuestras organizaciones.  No es así?

Eso muestra el rol político y director que juegan algunas personas y las ONGs, generalmente vienen extranjeros a Bolivia y muchos con muy buena preparación, pero su potencial digamos positivo que pueda tener se va disolviendo porque sin darse cuenta entran en un esquema colonial que no ha cambiado en Bolivia, en el cual ellos por ser extranjeros tienen una ventaja, el criollo sobre todo gira el rededor de ellos, que articulan a veces con ONGs en el aspecto financiero ya que es muy importante en Bolivia y lenta e imperceptiblemente aunque no haya sido su voluntad primera entran a ser directores políticos y esto a desmedro de lo que puedan hacer ellos.

Es una actitud meramente colonial, en 1983, teníamos una institución que se llamó Chitacolla, que era la única a nivel indígena que existía y fuimos invitados a una reunión en Trinidad  para un encuentro donde dirimían entre Riester y Albó, entre APCOB Y CIPCA (sus instituciones), lo que iba a ser el futuro de la organización política campesina indígena en Bolivia.  Albó defendía la tesis que todos los indígenas tenían que estar en la Confederación Campesina y Riester defendía la posición en que los Indígenas del oriente tenían que  tener una organización propia, porque tenía características diferentes con condiciones particulares.  

Ahí se dio un enfrentamiento entre las dos personas, y ganó la posición de Riester, y es importante ver como la mitología nos hace ver que los indígenas, campesinos son autónomos, pero cuando la realidad en este caso no es esa y seguramente situaciones como estas se siguen repitiendo y ojalá no se sigan dando en el futuro.

La fundación Xavier Albó, un homenaje a un hombre comprometido

 “El nombre de la Fundación Xavier Albó lo pusieron a pesar  de mi oposición, la fundación no me pertenece, solo lleva mi nombre”, dice Xavier Albó.

Lola Paredes, Responsable de la Biblioteca,   explica que fue una decisión de directorio formar en 2006 la Fundación Xavier Albó, en reconocimiento al trabajo que ha hecho, para que la biblioteca se mantenga, ya que la mayoría de las ONGs  han formado sus bibliotecas y después  han desaparecido,  y como ya no hay financiamiento, lo primero que hacen es hacer desaparecer las bibliotecas , en cambio Javier ha impulsado y prácticamente ha luchado para que la biblioteca sí se  mantenga y  que nunca  se cierre.

Gracias al impulso de Xavier es que se decide dar paso a la biblioteca,  hasta la fecha ya tendríamos más de cien mil libros.

Por eso, cuando las ONGs cierran sus bibliotecas por falta de financiamiento ven en la Biblioteca de la Fundación el lugar donde sus libros tendrán todavía utilidad, hasta este momento tenemos más o menos 15 bibliotecas que se han juntado. Por eso la fundación intenta hacer un homenaje en vida a un hombre muy comprometido con las ciencias sociales.

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