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viernes, 13 de mayo de 2016

La autocensura carcome a los periodistas bolivianos, por Rosario Paz Monasterios

Periodistas paceños reconocen que en el gremio existe mayor temor frente al poder y que algunos enfrentan censura en sus medios. Varios han optado por pasar datos a la competencia.


Estos últimos años, entre los periodistas ha comenzado a ganar terreno una práctica que podría ser considerada un “sacrilegio” por anteriores generaciones de comunicadores. Cuando obtienen material o datos interesantes para hacer seguimiento a una noticia y no pueden utilizarlos en el medio donde trabajan, optan por pasarlo a la competencia.

¿El motivo? Según periodistas que fueron consultados para este trabajo, de quienes se guarda en reserva sus nombres, esto se debe al creciente nivel de autocensura producto del amedrentamiento gubernamental o la censura en sus medios, lo cual es una clara afectación a la libertad de expresión.

Hay incontables ejemplos, gran parte de ellos protagonizados por el presidente Evo Morales,  quien acostumbra responder en tono de burla a las consultas de los periodistas que él considera “opositores”.

“Hay periodistas que saben bien qué temas no deben tocar”, afirma uno de los entrevistados, mientras otros dicen haber sido testigos cuando el Presidente ha respondido en tono de burla cuando se le ha preguntado sobre algún tema que puede disgustarle, dejando, en algunos casos, en ridículo al comunicador, lo que ha provocado que varios periodistas opten por no preguntar o no lo hagan, por otro lado, para evitar llamadas de atención en sus medios.

“Conozco algunos (periodistas) que se sienten intimidados con las reacciones que pueda tener Evo Morales, pero no solo eso, sino que prefieren no cuestionar porque un eventual momento de tensión podría causar malestar en los responsables de su medio y dañar la imagen del comunicador como tal”, comenta otro periodista, en tanto otros de los consultados indican que este amedrentamiento proviene también de otras autoridades del Ejecutivo y de legisladores afines del Gobierno.

Otro, bajo la misma condición de mantener en reserva su nombre, afirma que “existe autocensura por temor, fundamentalmente, al desempleo; pero también debido a los efectos que puede implicar pelearse con el poder en estos momentos”.

“El poder tiene dos formas de actuar: censurar o lograr la autocensura. Cuando quiere provocar  y no quiere hacerse mucho problema en presionar a un medio o, frontalmente, atacar a una persona, no instala un gabinete, tiene mecanismos invisibles de presión”, opina el periodista y exdirector de la red ERBOL, Andrés Gómez.

Según señala, estos mecanismos invisibles son justamente las bromas o burlas que el Presidente suele hacer en sus conferencias de prensa o en algunas entrevistas cuando la consulta que se le hace le molesta y que lleva a que los periodistas decidan autocensurarse. Otro es afectar las condiciones que hacen posible la existencia de un medio de comunicación, como la publicidad estatal o la del sector privado, cuando hay de por medio intereses empresariales.

La presidenta de la Asociación de Periodistas de La Paz (APLP), Lupe Cajías, al iniciar su gestión en 2014 había reconocido que la libertad de prensa estaba afectada. “Después de décadas los periodistas tienen miedo y ese miedo hay que vencerlo”, admitió entonces.

Los casos que expusieron y los ejemplos que mencionaron los entrevistados no son nuevos. Uno de los que más recuerdan es  el ataque que sufrió el periodista Raphael Ramírez durante un acto en Palacio de Gobierno en diciembre de 2009. En esa oportunidad, el Presidente le reclamó con agresividad por una información difundida en su medio. También recuerdan  cuando el Jefe de Estado los llamó “vuvuzelas”, “pollos de granja” o “enemigos”. 

Estas adjetivaciones llevaron, incluso, a que los trabajadores de la prensa sufran agresiones por simpatizantes del Gobierno, como sucedió en agosto de 2008, cuando un grupo de personas agredió a varios periodistas  que se encontraban cerca de Palacio de Gobierno, días después que el Mandatario los calificara de “sucios” y “vendidos”.

Los casos más recientes que reflejan este sutil “amedrentamiento estatal” ocurrieron durante la etapa previa al referéndum de reforma constitucional del 21 de febrero. En una entrevista en el programa No Mentirás, el presidente Evo Morales dijo que conocía dónde iba a cantar el periodista y productor de ese programa, José Pomacusi. “Tenemos un aparato de inteligencia”, mencionó entonces.

Algo parecido ocurrió durante una entrevista en Cadena A, cuando el periodista Rubén Atahuichi preguntó a Morales sobre el caso de su ex pareja Gabriela Zapata. “No preguntamos cuántas chicas tienes”, le respondió. Pocos días después hizo una broma con contenido machista a la periodista de la Agencia de Noticias Fides, Nancy Vacaflor, cuando ella le preguntó sobre el futuro de su partido tras la derrota en el referéndum. El Presidente le respondió que él se iría a su chaco en el Chapare y la invitó a ella para que “vaya a cocinar”.

Gómez considera que los periodistas no deberían dejarse intimidar. “Puede que la actuación de un Presidente logre ese efecto de inseguridad, pero eso es sicológico,   un periodista seguro pregunta y no tiene miedo al ridículo”, afirma.

Empero, precisa que la autocensura no siempre debe verse como algo negativo, porque puede que un periodista incurra en ella obligado por cuestiones familiares o éticas. “Un periodista que tiene valores éticos va a saber sopesar esos asuntos, porque primero piensa en la comunidad, y si no está en condiciones de tratar por temas familiares, por ejemplo, delega a otro periodista el tema por ética”, indica.

“Hay periodistas que piensan muchas veces antes de sacar alguna denuncia, porque saben que no será publicada”, afirma otra de las personas entrevistadas. 

La autocensura ha llevado a que en varias ocasiones algunos comunicadores que no pueden o tienen temor, pasen la información que poseen a colegas suyos que sí pueden difundirla. “En más de una ocasión, colegas de otros medios me pasaron datos para que investigue o difunda denuncias que no pueden ser abordadas en sus medios”, afirma uno de ellos.

Para Gómez esto no es malo, porque el periodista rinde cuentas a la sociedad. “El objetivo del periodista es publicar la información por cualquier medio, obvio que tiene que haber lealtad al medio de comunicación en el que trabaja, es un principio ético, pero más lealtad tiene que haber con la sociedad. ¿Si es que el medio de comunicación se convierte en un obstáculo, en un objeto de bloqueo censurador, qué haces?, pues difundir”, afirma.

De acuerdo con los comunicadores, los profesionales de los medios estatales serían los que mayor censura y autocensura enfrentan, aunque de ello no están al margen los medios privados, que son presionados por el tema de la publicidad, principalmente.

“(Sé de) un colega de un medio estatal (que) recibió un memorándum de llamada de atención por hacer una consulta que molestó al Presidente”, afirma otra de las personas entrevistadas, mientras otro de sus colegas cuenta que si bien no recibió una censura directa,  “un par de veces mis enfoques fueron rechazados porque no necesariamente eran muy críticos o que no iba en la línea del medio; pero claro, no es que esto último te lo dicen. Directamente te dicen que no va”.

Las cifras de la autocensura

Un estudio de la Fundación UNIR publicado en 2013, basado en una encuesta anónima a periodistas de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, revela que el 54% de éstos fueron objeto de censura, mientras que un 59% habían experimentado autocensura; en tanto que el 83% indicó que conocía de algún colega que la había sufrido. Esto lleva a pensar, según esta investigación, que el número de comunicadores censurados es más alto.

Asimismo, esta investigación muestra que “las amenazas verbales en contra de periodistas (76%) son también muy comunes y preocupantes en el sentido de que representan una señal negativa de la falta de respeto que se tiene hacia la profesión”. 

Estas cifras parecen ir en aumento. De acuerdo a los periodistas entrevistados para este reportaje,  alrededor de un 90% indica que existe autocensura entre sus colegas, mientras que casi la mitad admite que en alguna ocasión han sido censurados en sus medios. 

Casos en la ANP

La Asociación Nacional de la Prensa (ANP), a través de su Unidad de Monitoreo, tiene casos registrados relacionados a declaraciones y agresiones verbales hacia periodistas de parte del Presidente del Estado, ministros hasta líderes de organizaciones sociales vinculadas al Gobierno, información que le sirve para realizar un análisis y seguimiento al estado de la libertad de expresión en el país.

Un acto de censura, para esta entidad, son las  disposiciones del Órgano Electoral Plurinacional que sancionaron, en 2015, a varios medios por difundir estadísticas o datos de encuestas. En el tema de la autocensura, señala,  es difícil realizar una medición de casos. Por comentario de los periodistas se conoce que (por ejemplo) cuando tratan noticias relacionadas al Servicio de Impuestos Nacionales  actúan con extrema prudencia, o en algunos casos evitan tocar temas que afecten a esta institución”.

Otro ejemplo, citado por la ANP,  es el caso de los columnistas de un diario paceño que sufrieron acoso y persecución tributaria con visitas permanentes de inspectores para cobrar impuestos ya pagados, lo que fue interpretado como una respuesta a comentarios desfavorables al gobierno. 

El tema de la censura y autocensura, para la ANP, es de permanente preocupación. Según información emitida por esta organización, la utilización del tema tributario, la asignación de avisos estatales a diarios, radios y canales de televisión se ha convertido en un instrumento de premios o castigos a las líneas editoriales de las empresas de información.

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