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viernes, 13 de mayo de 2016

La asfixia económica a medios de comunicación pasa factura a los periodistas, por Karen Gil

Recortes de personal, pagos atrasados, salarios bajos, impedimento de crecimiento y autocensura son algunas de las consecuencias que viven los periodistas y los medios de comunicación privados que no pueden acceder a la pauta publicitaria del Estado, principalmente, por su visión crítica al actual Gobierno.


Mauricio Espinoza (nombre cambiado) es periodista hace 10 años. Cuando inició su labor cubría un área informativa, ahora tiene que hacer “malabares” para cubrir dos o hasta tres áreas al día. Muchas veces, en coordinación con la radio en la que trabaja, prioriza las noticias debido al poco tiempo, otras veces llega a cubrir casi todas, pero no con mucha profundidad. En los últimos años, varios medios de comunicación hicieron recortes de personal y otros ajustes a falta de suficientes ingresos económicos, a causa de que el Gobierno no pautea sus publicidades en los mismos generando una asfixia económica.

El año pasado, la  Asociación Nacional de Prensa de Bolivia (ANP) denunció que el Gobierno de Evo Morales intentaba asfixiar económicamente a los medios de comunicación que —en su criterio— hacían política y no periodismo. Si bien el Gobierno negó dicha asfixia, la ministra de Comunicación, Marianela Paco, —en una interpelación sobre el tema en la Asamblea Legislativa Plurinacional— reconoció que “hay discriminación positiva” en la asignación de publicidad gubernamental.

Según los datos del partido político Unidad Demócrata (UD), el año pasado, los medios televisivos ATB, PAT y BTV accedieron al 55% de toda la publicidad estatal, la cual en 2015 fue de 216 millones de bolivianos, según datos del Ministerio de Comunicación. 

Mientras tanto, varios medios no reciben pauta publicitaria por parte del Gobierno, lo que significa una importante pérdida porque, según estudios especializados, entre el 70% y 80% de la publicidad general que perciben las empresas mediáticas proviene del Estado.

Por ese motivo, en agosto del año pasado, Amalia Pando, periodista con vasta trayectoria, dejó la radio Educación Radiofónica de Bolivia (Erbol), tras 10 años de trabajo, para que de alguna manera se destrabe la asfixia económica al medio. “La política del Gobierno es la clausura de Erbol, se lo digo con toda claridad”, escribió en su carta de renuncia.

Al respecto, en febrero de este año, en el documento “Principios sobre regulación de la publicidad en el Sistema Interamericano de protección de los Derechos Humanos”, la CIDH estableció que “en el caso de la distribución de la publicidad oficial, se configura un caso de censura indirecta cuando la misma es realizada con fines discriminatorios de acuerdo a la posición editorial del medio incluido o excluido en ese reparto y con el objeto de condicionar su posición editorial o línea informativa”.

Los medios afectados más visibles son: Erbol, el periódico Página Siete y la Agencia de Noticias Fides (ANF), que además en varias ocasiones fueron calificados por las principales autoridades del país como “medios opositores”, “medios de la oposición” o “medios mentirosos” y que, en opinión de sus directores, publican información que disgusta al Gobierno.  

“Somos medios de comunicación, no somos un partido político. No estamos compitiendo o peleando contra él (Gobierno). Estamos haciendo un trabajo, nos podemos equivocar un momento, toda institución y todo ser humano se equivoca, pero en ningún momento con intención”, explica el director general de la ANF, el padre Sergio Montes. Recuerda que el trabajo periodístico es evidenciar lo que está mal o escondido y que por eso el poder se siente interpelado e inquieto.

Pero, además de los recortes del Estado, los medios señalan que no cuentan con mucha publicidad porque algunas empresas privadas no publicitan sus servicios o productos en dichos medios. “Hay una intención de asfixiar a los medios mediante recorte total de la publicad del Estado, pero también hay presión a la empresa privada para que deje de anunciar en esos medios y no faltan las empresas que se prestan a eso por temor, probablemente, a dejar de hacer negocios con el Gobierno”, afirma el director de Página Siete, Juan Carlos Salazar.

Esta situación ocasiona que los medios de comunicación no cuenten con la suficiente liquidez económica, por ello atraviesan por un momento de “sobrevivencia”, lo que les limita a realizar su trabajo periodístico, lo que a su vez influye en la calidad informativa. 

Recortes de personal 

A raíz de la crisis económica por la que atraviesan, Página Siete, Erbol y otras radioemisoras —por ejemplo, en la que trabaja Mauricio, que pidió no se mencione su nombre completo— vieron la necesidad de recortar el personal.

Salazar indica que Página Siete, probablemente, redujo su nómina en un 50% en comparación a su fundación en 2010, cuando la mayoría de las secciones contaban con tres o cuatro reporteros. La reducción fue paulatina, frente a las renuncias del personal no se volvió a cubrir todos los cupos. Esto provocó el cierre de algunos productos para abrir otros; se crearon tres suplementos en los dos últimos años.

Lo mismo ocurrió en Erbol, que para mantener su estructura institucional necesita generar “buena cantidad de dinero” y al verse limitado de la publicidad estatal —que hasta antes de 2012 era 70% del total y ahora sólo 10%— compensa con producción de cuñas y documentales radiofónicos para Organizaciones No Gubernamentales (ONG), pero que los ingresos no son suficientes.

“Reducir personal es lo más doloroso. Una persona que debería concentrar sus actividades en una tarea, tiene que realizar ahora dos o tres tareas, porque la función de la dirección ejecutiva apunta a preservar el bien mayor, en este caso, la institución”, justifica el director ejecutivo, Augusto Peña.

Por el poco personal, Isaac Rojas (nombre cambiado), reportero de Erbol, cuenta que la carga horaria es superior a las ocho horas y que no se pagan horas extras. Además, señala que en los últimos meses desde la dirección se les repite diariamente que, por cuestiones administrativas, se reducirá al mínimo el personal. “Ellos van a elegir quién entra y quién está afuera y van a hacer contratos anuales. Es bastante desmotivador que cada día nos recuerden que (la situación) está mal y está próximo nuestro despido”, dice mientras camina presuroso a su medio.

Al respecto, Peña explica que Erbol nunca engaña a sus trabajadores “probablemente se atrase (en los pagos) o le diga al compañero ya no vamos a poder pagarte, vamos a tener que retirarte, pero siempre le dice la verdad”.

Los directores admiten que la falta de personal complica el nivel periodístico. Por ejemplo, Salazar señala que su diario está limitado en crecer y generar más productos; Peña explica que la radio no puede cubrir físicamente varios hechos a la vez y que ya no transmite 24 horas; y Montes dice que la agencia no puede hacer periodismo de investigación de manera más continua.

Los periodistas también se ven limitados en profundizar sus notas. “Al reducirse el personal, muchas veces tenemos que cubrir otras fuentes más. Y esto afecta a la calidad en el sentido en que por la cantidad de notas y la rapidez que significa la radio, las haces rápidamente, sin mucha profundidad, sin hacer un poquito de investigación, sin buscar parte y contraparte ese instante”, relata Mauricio mientras espera una conferencia de prensa.

Pagos atrasados

Carmiña Moscoso, periodista y dirigenta sindical de El Diario —medio que tampoco recibe mucha publicidad del Estado y sus principales ingresos provienen de los anuncios en sus páginas amarillas y de sus ventas— señala que actualmente su medio está retrasado con el pago de salarios. “Ahora nos adeudan dos meses, pero eso dice la ley, te da esa opción”, declara mientras espera movilidad para retornar a su casa.

Similar situación atraviesan los otros medios mencionados, pues sus directores explican que si bien cuentan con dinero contable tienen problema de liquidez, puesto que no son inmediatos los pagos por publicidad o, en caso de ANF, por el servicio que brinda a medios e instituciones. Esta situación se agrava aún más en ANF pues al ser una institución sin fines de lucro tiene el dinero justo para sus costos de operación a partir de su auto sostenibilidad que no muchas veces logra cubrir gastos.

“El retraso en pagos de los malos clientes, malos clientes son el Estado en el sentido en que sus pagos son únicos, hay que esperar que termine el contrato y todavía se tiene que esperar los procesos administrativos. Entonces no teniendo un colchón de reserva se complican las cosas porque a veces hay que retrasar pagos, obviamente eso a cualquiera le molesta e incómoda”, explica Montes.

Salarios bajos

Otra de las consecuencias del problema económico de los medios es que muchos se ven obligados a contratar periodistas con poca experiencia, inclusive aún en formación universitaria a los que se les paga un salario menor y esto a la vez repercute en el pago de los periodistas con más experiencia.

Al respecto, Salazar explica que éste es un problema general de varios periódicos del mundo, debido a la crisis periodística a partir de la llegada de la era digital, donde la información ya no es exclusiva de los periodistas y hay varios portales de información gratuitos, además de las redes sociales.  Indica que su en diario trabajan jóvenes reporteros, pero se equilibra con periodistas experimentados que se desempeñan como editores y en algunas secciones donde se requiere gente “más avezada”.

Lo mismo le sucede a Erbol que, si bien cuenta con periodistas reconocidos, contrata a reporteros en proceso de formación y a pasantes. “Cuánto quisiéramos tener en nuestra planta a periodistas con mucha experiencia, con más recorrido, pero tenemos que optar con personal que pueda tolerar nuestra escala salarial, que no significan que sean salarios bajos”, expresa Peña.

Montes señala que la ANF se ve limitada en los pagos. “Ciertamente sufrimos de la posibilidad de ofrecer más ventajas competitivas a nivel salarios respecto a medios grandes, respecto a los medianos y pequeños estamos mejor”. Califica a sus trabajadores de comprometidos con la agencia.

¿Autocensura?

El 17 de julio de 2015, durante los conflictos entre el Gobierno y el Comité Cívico Potosinista (Comcipo), el periodista Jonatan Condori de Erbol fue sindicado por el vicepresidente Álvaro García de haber mentido en una publicación en su cuenta personal de twitter que señalaba: “Policías de élite y antimotines resguardan plaza Murillo, y Gobierno dialoga con alcaldes y organizaciones masistas”. Dicho post fue replicado por Samuel Doria Medina, líder del partido de oposición UD, por lo que el Gobierno lo vinculó con la radio: “¿Erbol de Doria Medina, pero ya conocemos la línea de Erbol? Erbol haciendo eco de los vende patrias”. 

Por la tarde de ese mismo día, Jonatan fue convocado por el director de la radio quien le pidió una explicación. Él indicó que tenía pruebas de ambas informaciones puesto que al twitt, publicado a las nueve de la mañana, le respaldaba dos fotografías, de las cuales una mostraba a los policías de élite a unas cuadras de la Plaza Murillo. Asimismo, le dijo que realizó entrevistas en off con los alcaldes que le explicaron que pertenecían al MAS y a organizaciones afines, y que verificó que a esa hora no había autoridades de otras fuerzas políticas, las cuales llegaron más tarde.

“Me llama el director de Erbol en la tarde, yo le expliqué. Justamente se había estado reuniendo con la ministra de Comunicación, Marianela Paco, y, entonces claro, yo eché, si vale el término, un balde de agua fría al acercamiento que Erbol estaba teniendo con el Gobierno”, explica Jonatan por primera vez públicamente este incidente. 

En dicha reunión, el director le pidió su renuncia. “Se molestó bastante y yo le pedí que me probara cuál era mi error como periodista, él simplemente me dijo que era una situación complicada”. Si bien Jonatan le pidió que lo despidiera, éste no lo hizo y él continuó trabajando por unas semanas más, pero debido a la pérdida de confianza y a que consiguió trabajo en otra radio, prefirió renunciar a la institución donde trabajó alrededor de ocho años, no consecutivos.  

“Ese fue el elemento de quiebre en esta carrera que inicié a mediados de 2006 en Erbol. Mi formación periodística y mi formación crítica la adquirí ahí, por algo es Educación Radiofónica de Bolivia, no es solamente enseña la cuestión técnica sino la formación del tipo de periodista que se debe ser: un tipo acucioso”, dice aún con nostalgia y aprecio.

Al respecto, Peña niega que la petición de renuncia se haya tratado de autocensura o de cambio de discurso político. “Cuando se pide la renuncia de un compañero es por la sumatoria de errores, fallas o faltas (…) En el caso de Jonatan, por ejemplo, si hubiera sido una consecuencia en el cambio de discurso ¿crees que estaríamos con este tipo de recursos, estaríamos en otro, como mucha gente se imaginó que iba a suceder?”, asegura. También afirma que debido a la situación política toca a los medios ser más responsables al momento de informar con la sociedad y con las fuentes.

Futuro del periodismo

Frente a este escenario, los entrevistados consideran que hay un intento de coartar la libertad de expresión por parte del Gobierno y, que por ello, la democracia está debilitada.

“La información es elemento básico para la democracia, para la transparencia, para el gobierno de la opinión pública y si ésta no tiene buena información por supuesto (el ciudadano) no va a poder actuar ni decidir bien, y en esos casos por supuesto que se va a deteriorar la calidad de democracia”, señala el periodista Andrés Gómez, conductor de “Nunca es tarde” de radio Compañera.

Asegura que si bien la calidad del periodismo disminuyó, porque en muchos casos se está haciendo periodismo complaciente, principalmente, en medios que carecen de una mirada crítica al poder, la salvación del periodismo son los periodistas.

“El periodismo va a mutar en los espacios digitales, se va a potenciar mucho más, pero los espacios individuales tienen un problema que es la sostenibilidad lo que significa una acción individual de cada periodista”, sostiene Gómez.

Salazar complementa que pese a la coyuntura el periodismo aún tiene esperanza y que la ciudanía sabe cuándo un medio miente o no. “El periodismo debe resistir, yo siempre digo, es más fácil hacer un periódico independiente que servil”, concluye.

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